El valor terapéutico del humor y el espíritu positivo

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El humor y el espíritu positivo son herramientas que pueden contribuir a reducir el estrés que ocasiona la psoriasis, lo que ayudaría a los pacientes a sobrellevar esta enfermedad crónica.

La risa, el buen humor y afrontar la vida y las adversidades que inevitablemente conlleva con espíritu positivo es de lo más saludable. En algunas enfermedades estas medicinas, que no se dispensan en la farmacia, pueden ser también parte de la terapia. La psoriasis es una de ellas. Las manchas rojas y escamosas que aparecen en las rodillas, los codos o el cuero cabelludo no tienen curación, pero los brotes en los que se manifiestan pueden disminuir y la enfermedad incluso entrar en remisión. Los tratamientos para controlar los síntomas son determinantes, y además es fundamental prescindir de algunos hábitos, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, así como recurrir a estrategias para controlar el estrés, uno de los factores de riesgo que influye en la aparición de brotes.

Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra del Hospital Clínico San Cecilio de Granada y profesor de Psiquiatría de la Universidad de Granada, se ha especializado en dar a conocer en distintos ámbitos herramientas para que las personas sean capaces de afrontar de manera eficaz los problemas. Uno de estos recursos es el humor. Participó en el Club de la Comedia y sus monólogos son muy celebrados en los congresos médicos. En las charlas que da Gutiérrez-Rojas, el humor ocupa un lugar central. Con él, persuade a sus oyentes de lo valioso que puede ser. “El humor da una visión relajada sobre la realidad, el sentido positivo nos ayuda a restar importancia a las cosas que nos pasan y a situar en su lugar el impacto negativo que una enfermedad como la psoriasis creemos que genera en los otros”.

Para dar ejemplo de la importancia del humor, en su primer monólogo empezó riéndose de su dificultad para pronunciar mal la erre, un defecto que se agrandaba cuando tenía que decir su nombre completo, con erre en sus dos apellidos. Ese problema, que a él le producía cierto complejo y a otras personas les habría llevado a evitar hablar en público, no solo se esfumó gracias al humor, sino que le permitió ganar dinero. Ahora hace referencia a él en muchas de sus charlas. Al doctor Gutiérrez Rojas ha dejado de importarle esa erre pronunciada a la francesa y ha comprobado que a los demás tampoco les importaba.

Cómo hacer frente a la ansiedad

Cuando una persona tiene una enfermedad crónica que afecta a la imagen es fácil que haga mella en la salud mental. Una investigación de los hospitales públicos granadinos y de la Universidad de Granada publicada en el Journal of Psychosomatic Research concluye que “las puntuaciones más altas en ansiedad y depresión y una menor calidad de vida son comunes en la psoriasis, especialmente entre las mujeres, y aquellas con lesiones generales o articulares”.

La ansiedad es una señal de alarma, de ahí que en el mismo estudio se recomiende a los dermatólogos “prestar especial atención a este subgrupo de personas con psoriasis para prevenir futuras psicopatologías”. ¿Qué hacer cuando la ansiedad se apodera de la mente? La clave está en quitar importancia a las cosas. Relativizar es, en opinión del psiquiatra del Clínico San Cecilio, una palabra fundamental en psicoterapia.

Algunos pacientes con psoriasis piensan que los demás solo se fijarán en las lesiones que presentan. Contra ese tipo de dramatizaciones absolutas es muy eficaz el humor, según Gutiérrez Rojas, “porque pone en evidencia las distorsiones cognitivas en las que caemos al pensar que los demás van a juzgarnos solo por la imagen, eso es algo que tenemos en nuestra cabeza pero que quizá los demás no piensen o no les influya”. ¿Y si les importa y lo hacen notar? En esos casos hay que tener claro que la felicidad personal no puede depositarse en manos ajenas. “Las personas maduras y felices toman las riendas de su vida”, señala Gutiérrez Rojas.

El humor es un motor del cambio

Dolors Pascual ha tenido psoriasis casi toda la vida y su convivencia con la enfermedad empezó siendo conflictiva. Ha sido comercial de ropa de bebés durante treinta años y al principio intentaba ocultar los signos de la psoriasis en las manos poniéndose guantes. También fue la primera en comprarse uñas postizas cuando aparecieron para ocultar las marcas de la enfermedad. “Pero un día oí en la radio a un portavoz de la asociación Acción Psoriasis y dije: ‘hasta aquí, o te enfrentas a lo que es y pasas un poco o no vas a vivir”. Optimista por naturaleza, Dolors ha hecho natación, gimnasia, ha bailado sevillanas y participado en concursos de country por toda España. “He perdido la vergüenza y he ayudado a perderla a otros. Si veo a alguien con psoriasis que lo pasa mal, me acerco y le toco para contarle mi experiencia y para decirle que sé que no me va a contagiar”. La enfermedad no le impide hacer nada, ni de Mamá Noel en el supermercado de su barrio. Es tan popular que a su marido, Antonio, ya lo conocen como ‘el marido de la Mamá Noel’

“Para cambiar hay que proponérselo, se puede afrontar la psoriasis con espíritu positivo”, recuerda Gutiérrez Rojas. Dolors lo hizo para contribuir a rebajar su nivel de estrés. Recurrió al humor como motor de cambio, una potencialidad en la que insiste mucho Gutiérrez Rojas. En su experiencia como psicoterapeuta ha comprobado que el sufrimiento psíquico no tiene tanto que ver con la gravedad de la enfermedad, sino con la actitud ante ella. “Se dan casos de personas con psoriasis leve que les afecta mucho y, en cambio, otras que la tienen más intensa que la llevan muy bien”.

Pintar de blanco la realidad

Una de las recomendaciones que Gutiérrez Rojas da a las personas con altos niveles de ansiedad ocasionados por un problema de salud es que se escuchen a sí mismas, analicen ese discurso interior y, si es negativo, intenten modificarlo. “Uno puede instalarse en la angustia existencial y decir ‘esto que me ha tocado es lo peor del mundo’ o pensar que es una cosa normal, que le pasa a mucha gente y se puede llevar una vida normal”. El lenguaje que empleamos con los demás y con nosotros mismos, en nuestros pensamientos, configura la realidad, y de ese discurso surge una realidad más blanca o más negra.

La psoriasis o cualquier otra enfermedad no es algo deseable, “pero puestos a tenerla, la parte positiva puede ser la aceptación de que el mundo es imperfecto”, apunta Gutiérrez Rojas. Mirarla de cara, desdramatizándola, con humor y optimismo, “puede servir para aceptar la propia limitación, que es la mejor manera de hacerse tolerante y comprensivo con las limitaciones ajenas. Recurrir al humor es un manejo optimista, maduro e inteligente de la psoriasis”.

Viñetas que tienen puentes

En ocasiones, lo que hace que las enfermedades sean más o menos llevaderas, además de los tratamientos médicos, son las reacciones que ocasionan en los demás. Pero entre el paciente y su entorno prima el desconocimiento. La campaña de la asociación Acción Psoriasis y Janssen en la que participó la ilustradora Moderna de Pueblo buscaba remediar eso. A través de la viñeta, una herramienta propia del humor, pretendía reflejar las distintas actitudes, positivas y negativas, que puede generar ver una mancha en un codo o la piel descamada en el cuero cabelludo.

 

Fuente: El País

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