El psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas recomienda sentido del humor para educar a los hijos y aceptar que no pueden ser perfectos.
«Todos no podemos tener hijos que saquen todo sobresalientes; Eso no es posible y no es verdad», lo dice Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra en la unidad de hospitalización psiquiátrica del Campus de la Salud de Granada y que hoy ofrece una conferencia en la fundación Caja Rural sobre «Cómo educar a los hijos con sentido del humor».
El psiquiatra, que prepara un libro sobre el tema, facilita «pautas pragmáticas» para padres con hijos en edad escolar. Porque, según dice, las parejas de hoy están muy estresadas y «sobrepasadas» a la hora de afrontar la paternidad. Por ello Luis Gutiérrez recuerda que tener un hijo «es algo positivo que no debe angustiarnos» y que siempre debe ser motivo de alegría. Considera que hay que tomárselo con sentido del humor y no aspirar a que los hijos sean perfectos.
«Tenemos una tasa de natalidad bajísima y nuestros hijos lo tienen todo demasiado fácil», explica el especialista insistiendo en que hay muchos padres que le dan todo a los hijos sin ponerles límites. Por eso Gutiérrez, además de insistir en que es necesario «poner sentido del humor» a la hora de educar a los niños, recuerda la necesidad de esos límites, de poner unas normas y enseñarles a que los premios hay que ganárselos.
El psiquiatra, que interviene en la conferencia que organiza la Federación Andaluza de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de la Enseñanza Privada, Fapyma, insiste en que a veces los pequeños tienen «una cantidad de regalos innecesarios» que no les hacen disfrutar y que es fundamental conocer a los niños a fondo. Y sobre todo ser conscientes de sus defectos. «No podemos actuar como si lo hicieran todo bien porque eso genera una cantidad de problemas», explica.
En este sentido, el especialista también recuerda los peligros de ver a los profesores como enemigos. «Los profesores se quejan de que su figura de autoridad no está presente», dice Gutiérrez recalcando que hay que encontrar un equilibrio para poner unas normas y unos horarios a los menores. Y también restar importancia a las cosas y relativizar ya que la mayoría vive en un mundo sin problemas de importancia. «Es una tontería que el niño llore porque le han quitado la pelota», aconseja.
Fuente: sevilla.abc.es